
Veintidos mil kilómetros cuadrados de hielos eternos.Miles de millones de estalagmitas heladas que apuntan al cielo, que alcanzan y pasan los sesenta metros de altura, que se parten y vuelven.
Es como mirar algo más que un paisaje.
Cuentan que por los años cuarenta, el Glaciar Perito Moreno despertó de una larga siesta y rompió como nunca. Desde entonces,cada tres años, aproximadamente, cambia su piel pesada en bloques como ballenas que se zambullen en el lago, se hunden, y después asoman a la superficie apenas una parte del cuerpo que los lleva. Como hijos del hielo que navegan el lago hasta fundirse con él para volver al hielo.
Poe eso, tanto alemán,tanto canadiense, tanto francés, japoneses,argentinos de todas partes, suizos, belgas, españoles, hombres y mujeres que cruzan la Tierra para oírlo rugir, para verlo dormir, para temblar cuando rompen sus paredes, para ver la belleza infinita de los Glaciares.
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